NUESTRA SEÑORA DE LA
NUBE
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Los documentos que acreditan el Milagro de la Aparición de
la Virgen de la Nube, suscitado el 30 de diciembre de 1696, se encuentran
actualmente en el archivo arzobispal de Quito.
Las autoridades que presenciaron el hecho certificaron el mismo ante el Canónigo Doctoral Don Pedro Zumarraga. La historia de esta advocación a la Virgen proviene de la colonia, cuando en Quito enfermó el obispo Sancho de Andrade y Figueroa (1696) y ante las oraciones por su curación que realizaban los fieles, apareció en el cielo, entre Guápulo y el Quinche, una imagen de la Virgen María apoyada sobre una blanca nube. Se manifiesta que estando la procesión frente a la Iglesia de San Francisco, siendo las cuatro y tres cuartos de la tarde, se escuchó la campana que daba la señal del Gloria Patri, escuchando de pronto la voz del Dr. Don José de Ulloa y la cadena, Capellán de las religiosas de la Inmaculada Concepción, quien señalaba en dirección de oriente y exclamaba: ¡La Virgen...! ¡La Virgen!. Todos los asistentes vieron entre los santuarios de Guapulo y de Quinche aparecer la Virgen descansando sobre una nube, llevando corona en la cabeza y en su mano derecha un tallo de Azucena y en su brazo izquierdo al Niño. Esta aparición duró el tiempo que los fieles entonaron el Gloria Patri y el rezo de un Padre Nuestro y un Ave María. Manifiestan que la aparición se fue desvaneciendo y la nube fue cubriendo la imagen. Después de la aparición se dio la mejoría del obispo antes mencionado, quien al recuperarse autorizó el culto a la Virgen, se mandaron a confeccionar imágenes con la descripción de la Virgen de la Nube y en la Catedral de Quito se erigió un altar con esta advocación.
El Padre González anotó que a finales del siglo XIX, cuando el
sacerdote oblato Julio
María Matovelle retornaba de un
viaje por Quito, entregó una imagen de la Virgen de la Nube a la diócesis de
Azogues, Ecuador. Esta imagen se venera en el santuario de
los padres franciscanos en Azogues. También en el santuario de Guápulo puede
admirarse el altar de la Virgen de la Nube. ¿Por qué lo encontramos también en
Azogues? La respuesta es sencilla. A comienzos de siglo, cuando los franciscanos
cerraron el convento de Cuenca, el padre Matovelle decidió llevar esta devoción
al nuevo convento de los franciscanos en Azogues. A partir de entonces, todos
los los años, el primero de enero se dan cita a la procesión con la Virgen de la
Nube por las calles de la ciudad.
La Virgen de la Nube es muy venerada por los
ecuatorianos de Nueva York en la Iglesia de Ntra. Sra. Del
Rosario en Manhattan.
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